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*“No vendemos productos chinos; nuestros zapatos los elaboramos con amor, con piel, con historia y con nuestras manos”, expresan.
Xalapa, Ver.– Ante el abandono institucional y la falta de apoyo para difundir su trabajo, artesanos del calzado de Naolinco decidieron organizarse y promover por cuenta propia la venta de sus productos, buscando recuperar el prestigio del zapato artesanal que durante décadas ha distinguido a este municipio veracruzano.
En conferencia de prensa, los artesanos Javier Ismael Hernández Rivera, Mario Suárez Córdoba y Abiu Domínguez Armas, quienes mantienen talleres familiares en las calles Nicolás Bravo y Miguel Lerdo, señalaron que los productores locales enfrentan una competencia desleal por la venta de calzado industrial e importado, mientras las autoridades municipales han dejado en el olvido a los verdaderos creadores de la tradición zapatera.
“Somos un barrio de artesanos, no de revendedores. Aquí no hay productos chinos; cada par de zapatos lo hacemos con nuestras manos, con piel legítima, con historia y con amor”, sostuvo Hernández Rivera, al destacar que su principal objetivo es romper el mito de que en Naolinco se comercializa calzado de baja calidad o de procedencia extranjera.
Explicaron que en la zona conocida como La Escuadra, ubicada a unas calles del centro, trabajan alrededor de 30 talleres familiares donde se elaboran botas, botines, huaraches y calzado casual, tanto para dama como para caballero, todos confeccionados con pieles naturales y curtido vegetal, mediante técnicas tradicionales transmitidas de generación en generación.
Domínguez Armas mostró parte del catálogo de su producción: botas, huaraches, cinturones y tenis hechos con piel de res, pescado, avestruz, lagarto y mantarraya, materiales que —aclaró— provienen de granjas legales y cuentan con los permisos correspondientes. “El cuero que usamos es curtido y pintado a mano, nada sintético. Incluso las hebillas se forjan artesanalmente en Amozoc, Puebla”, añadió.
Los precios, detallaron, dependen del tipo de piel y el diseño: una bota de res puede costar entre 900 y 1,800 pesos, mientras que las exóticas superan los 5,000 pesos; los huaraches y tenis artesanales oscilan entre 300 y 650 pesos.
Por su parte, Suárez Córdoba subrayó que cada par requiere entre cuatro y cinco días de trabajo. “No hay producción en serie, cada pieza lleva el sello de manos naolinqueñas. Lo que hacemos no es moda, es identidad”, apuntó.
Los artesanos coincidieron en que la falta de promoción turística y comercial por parte del Ayuntamiento ha golpeado severamente las ventas, por lo que decidieron visibilizar su trabajo de manera independiente. “Mientras las autoridades voltean a otro lado, nosotros seguimos sosteniendo la herencia artesanal de Naolinco”, criticaron.
Finalmente, hicieron un llamado a los visitantes a recorrer el callejón de Nicolás Bravo y Miguel Lerdo, donde —aseguran— se encuentra el verdadero “corazón del zapato artesanal”. “Queremos que la gente venga, que vea cómo trabajamos, que sepa que en Naolinco todavía hay artesanos de verdad”, concluyeron.


