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Por José Juan Tomás
Ciudad Madero llegó a ese punto donde la gente deja de pedir y empieza a exigir. Donde la paciencia se evapora, la molestia se vuelve colectiva y el ciudadano descubre que tiene más fuerza que cualquier escritorio municipal.
Ese día llegó.
Y a este gobierno lo tomó completamente dormido.
Un municipio colapsado… pero “todo está bien”
Mientras las calles parecen un mapa lunar y los baches compiten en tamaño con los crateres de un meteorito, el Ayuntamiento insiste en la misma estrategia: negar, minimizar y culpar a cualquiera menos a sí mismo.
La ciudad se cae a pedazos… pero desde el palacio municipal todo se ve “normal”.
Es la nueva política del avestruz: meter la cabeza en la tierra y esperar a que nadie note el desastre.
Tránsito Municipal: ya ni disimulan
Lo de Tránsito es un monumento a la desvergüenza.
Extorsiones disfrazadas de “operativos”, acosos cotidianos, cuotas inconfesables y acomodos tan evidentes que hasta el ciudadano más tranquilo explota.
La corrupción dejó de ser sospecha. Ahora es rutina.
Ya no es que la gente lo diga: es que todo mundo lo ha vivido.
Comunicación Social: cuando el nepotismo se vuelve escándalo
Y por si faltara algo, aparece el director de Comunicación Social, Lorenzo Martínez, quien convirtió su oficina en una sucursal de su vida privada, usando tiempo y recursos públicos como si fueran herencia familiar.
No metió la pata: la enterró.
Y de paso, dejó en evidencia que el desorden interno del Ayuntamiento no es accidente, es cultura.
El alcalde y su viaje intergaláctico
En medio del caos urbano, Marciano González Robledo gobierna como si viviera en una convención de ciencia ficción.
Shows, fiestas temáticas, discursos cósmicos…
Todo, menos atender lo que realmente urge.
Mientras las colonias reclaman drenajes colapsados, luminarias apagadas y calles intransitables, el alcalde parece empeñado en vendernos una versión futurista de Madero que solo existe en su imaginación.
Si de fantasía se trata, Hollywood se queda corto.
El secretario y sus famosos “charquitos”
El secretario del Ayuntamiento alcanzó niveles olímpicos de desconexión cuando dijo que los gigantescos baches eran solo “charquitos”.
Un insulto directo al ciudadano que arruina su vehículo cada semana, que sufre inundaciones y que se juega el físico manejando por calles en ruinas.
Ya no es incapacidad.
Es burla.
Revocación de mandato: la palabra que incomoda al poder
Y ahora, lo que más teme la administración:
la revocación de mandato dejó de ser rumor y se volvió posibilidad.
Cuando un gobierno se cierra a escuchar, la gente abre la puerta de salida. Y en Madero, esa puerta ya empieza a moverse.


