Mié. Dic 3rd, 2025

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  • Choferes hacen su propia ley ante el vacío de autoridad. Por José Juan Tomás

  • -El sur de Tamaulipas vuelve a ser rehén del transporte público. El aumento no autorizado del pasaje —aplicado por la libre y sin pudor alguno— ha encendido el hartazgo ciudadano. Y es que hoy, muchos choferes y concesionarios decidieron que la tarifa será de 12 pesos, así, sin permiso, sin fundamento y sin respeto para quienes todos los días dependen del servicio.
    La historia se repite con la misma impunidad de siempre: abusan porque pueden, porque nadie los detiene y porque la autoridad encargada de poner orden hace tiempo dejó de aparecer.
    Lo más insultante es que este incremento arbitrario llega mientras las unidades circulan en estado de ruina. Camiones desvencijados, chatarras rodantes, auténticos microzombies que deberían estar en un depósito, no en las calles. Las rutas Tampico–Altamira por bulevar, Germinal, Serapio–Venegas y buena parte de Urban Tampico son señaladas una y otra vez por operar vehículos parchados, sucios y peligrosos. Y como si fuera poco, también circulan taxis pirata y carros “chocolate” que dan “servicio público” sin registro, sin placas y sin el más mínimo control.
    El usuario no solo paga de más: arriesga la vida.
    Ahí están los hechos:
    *unidades que pierden las llantas en plena marcha,
    *camiones que se quedan sin frenos,
    *choques entre unidades de la misma ruta,
    *operadores que manejan con la temeridad de quien cree que transporta mercancía y no seres humanos.
    *Cada recorrido es una ruleta rusa, un “a ver si llego” disfrazado de servicio público.
    Y mientras tanto, ¿qué hace la Dirección Estatal de Transporte Público?
    Exacto: nada.
    Las quejas se acumulan, los abusos crecen y la autoridad sigue ausente, omisa, rebasada o francamente indiferente. Su inacción ha dado licencia abierta para que cada chofer ponga la tarifa que quiere, para que cada concesionario decida con qué chatarra circular y para que el usuario quede a merced de un sistema tan caótico como impune.
    Este aumento ilegal a 12 pesos no es un simple ajuste: es el síntoma más visible de un transporte público sin control, sin modernización y sin supervisión real.
    Si no hay voluntad —ni capacidad— para ordenar, sancionar y poner reglas claras, la anarquía seguirá vigente… y los pasajeros seguirán pagando. En dinero, en cansancio y, lo más grave, en seguridad.

Por redaccion

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