Rutinas y quimeras
Clara García Sáenz
Demasiado ruido político hay en el ambiente con los libros de texto gratuito, donde un alto número de quienes opinan en medios, en los cafés, en las redes no los han visto, ni mucho menos leído e incluso algunos de los gobernadores que han prohibido su distribución en los estados que gobiernan, ni siquiera se han repasado las lecciones de primer grado de primaria.
Pero mientras esa discusión acapara las noticias nacionales y la guerra en Ucrania parece estar pasando de moda, la comunicación de masas hace lucrativos negocios en la era del capitalismo salvaje. Donde se manipula a sectores sociales para sacarle dinero del bolsillo de la forma más dulce y rosa posible.
Más allá de la discusión política de los libros de texto, los grandes temas de este verano en México son el éxito cinematográfico de “Barbie” y el reality “La casa de los famosos” producción que vuelve a poner a Televisa como una empresa líder capaz de hacer que la gente vea televisión abierta, cuando este medio de comunicación parece encontrase en una de sus peores crisis y los públicos están emigrando a las plataformas de streaming.
Millones de personas como público cautivo, en el hedonismo puro; el entretenimiento sin más pretensiones, la práctica del ocio como el momento cumbre de la felicidad personal. La reflexión profunda de los contenidos sale sobrando, porque el objetivo es solo uno, la diversión sin más.
Pensar si Barbie es feminista o si se han trabajado mensajes ocultos para no escandalizar, si se evoca a la libertad u otras cosas, es pretender anclar reflexiones profundas y filosóficas donde no las hay. Discutir si la televisión abierta a dejado de ser moralina para volverse plural por el solo hecho de que Wendy, quien representa al movimiento LGTB en el reality ganó el concurso, es creer que a los publicistas les importa la igualdad de género.
En ambos fenómenos solo existe un lucrativo negocio de mucho dinero donde sí se debe reconocer la genialidad de quienes han manejado estos productos. Wilbur Schramm el gran teórico de la comunicación de masas, dice que todo mensaje tiene un significado superficial y otro oscuro; y creo que en ambos casos el mensaje superficial es la felicidad y el oscuro la mercadotecnia y el consumo.
Pero el tema no es tan sencillo, Schramm señala que “para obtener cualquier cosa de cierta importancia mediante un mensaje, el trasmisor debe lograr que el receptor lo elija y lo atienda, lo acepte y que el mensaje pueda traspasar la censura y las normas de grupo”. Y es aquí donde radica el éxito de los temas de este verano, quienes diseñaron dichos productos lograron vencer la censura, llamar la atención de ciertos grupos sociales y hacerlos consumidores de su mensaje.
La genialidad de los publicistas tanto de “Barbie” como de “La casa de los famosos”, está en mover a millones de personas para que gastaran tiempo y dinero en productos cuyo trasfondo es vacío, pasajero, fútil. Pero parece que estamos muy lejos de la propuesta fundamental de Schramm, quien también señalaba que la comunicación de masas debe ser utilizada por los medios como una herramienta efectiva en beneficio del entendimiento de las personas y las naciones en su mayor provecho. No hay más allá de “Barbie” y “La casa de los famosos”, más que la espera de nuevos productos consumibles y desechables, hechas para las masas hambrientas de productos visuales que no las obligan a cuestionar su existencia. E-mail: claragsaenz@gmail.com