Tampico, Tamaulipas. – En una contundente muestra de rechazo, organizaciones ambientalistas del sur de Tamaulipas salieron a las calles para protestar contra el proyecto de construcción de un hotel de cinco estrellas de la cadena Fiesta Americana, del Grupo Posadas, en plena zona de humedales de la emblemática Laguna del Carpintero.
Al grito de “¡Mangle sí, hoteles no!”, decenas de ciudadanos recorrieron el puente peatonal de la laguna portando pancartas y lanzando consignas contra lo que califican como un “proyecto depredador” que amenaza con destruir uno de los últimos pulmones ecológicos de la región.
Los manifestantes denunciaron que la obra carece de permisos ambientales federales, específicamente de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), y advirtieron que la construcción de un hotel de 143 habitaciones y múltiples albercas sobre un ecosistema tan frágil como los humedales, podría representar un daño irreversible.
“El manglar no es baldío ni tierra para el negocio. Es hogar de cientos de especies y una barrera natural contra inundaciones. Es inconcebible que quieran sustituir vida silvestre por concreto y turismo de lujo”, expresó uno de los voceros del movimiento.
Las asociaciones señalaron que en las inmediaciones de la Unidad Deportiva aún existen dos lagunetas con manglar vivo, un ecosistema protegido por legislación federal debido a su alto valor biológico. Los manglares albergan una rica biodiversidad: aves, peces, crustáceos y moluscos conviven en estos hábitats que también funcionan como filtros naturales del agua y amortiguadores frente a tormentas.
La polémica no es nueva. Durante la administración de Magdalena Peraza Guerra, también se intentó desarrollar un parque temático en la misma área, lo que fue frenado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación tras un largo litigio impulsado por organizaciones ecologistas.
Ante el nuevo intento de urbanizar esta zona protegida, los ambientalistas advierten que no bajarán la guardia y que recurrirán nuevamente a las instancias legales y a la presión social para frenar lo que consideran un crimen ecológico anunciado.
“La Laguna del Carpintero no necesita más hoteles, necesita más respeto”, concluyeron.
