EL DRAMA DE LAS MUJERES TRANS

Por redaccion Dic30,2023

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Por: Ambrocio López Gutiérrez

La violencia que enfrenta la población trans desemboca en daños irreparables para sus vidas, comprometiendo su integridad física y emocional como seres humanos y que lamentablemente incide en su limitado acceso a los derechos humanos y en la persistencia de esta cultura transfóbica en el país. El presente reporte permitió explorar las percepciones, actitudes y experiencias de la comunidad transgénero en diversos contextos sociales dentro de Tamaulipas entre lo que se pudo encontrar como principales hallazgos el colectivo “Victoria más Diversa” como parte esencial para entender el dominio del hetero-patriarcal sobre los factores que inciden en este tipo específico de violencia vivida en el Estado. Transfobia en Tamaulipas es un estudio a las dinámicas Sociales realizado por Gabriela Alejandra López Rosales y Yuckary Abigail Quiñones Martínez, estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades de la UAT del cual me permito compartir algunos fragmentos.

Transitaremos de un contexto Nacional de conceptualización y definición de términos propios para la comunidad Trans, así como las diversas manifestaciones de violencia y factores sociales que inciden en la persistencia de esta cultura transfóbica, de modo que poco a poco se irá aterrizando en el Estado con la idea de identificar si Tamaulipas es realmente un estado inclusivo y seguro para las mujeres transgénero, de este modo los subtemas mencionados con anterioridad se explicará más a detalle a continuación junto con lo que se pretende abordar en cada uno de ellos: Se comenzará por abordar el fenómeno de violencia a la comunidad trans, que en el contexto de México, un país con diversidad cultural, la violencia contra las mujeres transgénero es una manifestación preocupante, parte fundamental también es conceptualizar a la mujer transgénero, a qué se refiere y su diferencia dentro de la amplia diversidad de los mismos.

Las futuras sociólogas agregan: Partiendo de esa explicación incursionaremos en los primeros casos reconocidos como transfeminicidios ante el marco legal, siendo dos nacionales como el de Kenya Cuevas y el asesinato de su amiga Paola Buenrostro donde recorremos todo el esfuerzo y trabajo de años, manifestaciones, abusos, y contadas experiencias cercanas a la muerte para dar justicia al abrupto arrebatamiento de la vida de su amiga que hasta el día de hoy sigue impune; Igualmente se echará un vistazo a la escasa información que existe al respecto del caso de transfeminicidio de Liz Guajardo, una chica de Ciudad Victoria Tamaulipas, quien desapareció el 16 de agosto en el municipio de Padilla y lamentablemente la noche del dos de noviembre Liz fue encontrada sin vida en una vereda que comunica con la presa Vicente Guerrero, entre los municipios de Padilla y Jiménez, este como muchos otros casos quedó en manos de las autoridades donde la apertura de su carpeta de investigación no fue si quiera algo en consideración, la manera en la que se referían a asesinato no bastó si quiera para catalogarlo como transcidio donde hoy también sigue impune.

Hablar de cómo en un país en donde las muertes violentas se han normalizado como consecuencia de una prolongada cultura de odio hacia lo diferente, lo “no común” es vital para entender como en este subtema da como resultado la minimización de la violencia letal perpetrada sobre los cuerpos de las mujeres trans (por decir uno de tantos ejemplos) volviéndolo casi parte de una cotidianidad. Ni la discriminación que las afecta frecuentemente en diferentes ámbitos (como la familia, escuela, el centro médico o el trabajo), despierta el rechazo y solidaridad que debería suscitar. La existencia trans —que pone en cuestión las normas del sistema sexo/género imperante— sigue generando incomodidad entre muchas personas, quienes expresa o tácitamente legitiman las formas de violencia que se dirigen en su contra. Lo interiorizado de vivir juzgando a mujeres trans discriminándolas y asumiendo su oficio de manera despectiva es lo que socialmente se ha aprendido desde muchísimas décadas atrás, y son justamente estos prejuicios los que permiten que la comunidad trans siga en un estado de marginación, fomentando día con día la persistencia de violencia que viven.

EN EL SIGLO XXI, muchas mujeres siguen siendo acosadas, abusadas, torturadas y asesinadas por el hecho de ser mujeres. En repetidas ocasiones, por parte de sus parejas o de una persona conocida. Otras tantas, por parte de cualquier hombre que se sienta legitimado para disponer de la vida y el cuerpo de una mujer. Sin embargo, estas experiencias de violencia no son vividas exclusivamente por las mujeres cisgénero, sino que afectan en general a las personas que habitan o performan una subjetividad femenina. En esta medida, las mujeres transgénero —con las particularidades propias de su identidad de género— también experimentan el riesgo de ser mujeres en nuestra sociedad; Es por ello que para esta investigación a través de diversos artículos con respecto a la violencia se buscó determinar las formas más frecuentes en que esta se manifiesta precisamente en contra de mujeres transgénero:

La violencia psicológica incluye el acoso, la intimidación y la discriminación verbal. Esto puede tener un impacto significativo en la salud mental de las mujeres transgénero. Las mujeres transgénero pueden ser discriminadas y excluidas de diferentes ámbitos de la sociedad, como el empleo, la educación, la vivienda o los servicios de salud. Esta discriminación socava su autoestima y sentido de valía personal, generando un ambiente hostil y excluyente. Manipulación emocional: La violencia psicológica también puede manifestarse a través de tácticas de manipulación emocional. Esto implica hacer que alguien duda de su propia realidad, minar su confianza en sus percepciones y emociones, y manipular sus sentimientos para ejercer control y poder sobre ellos. Negación de identidad de género: La negación y la invalidación de la identidad de género de las mujeres transgénero también constituyen formas de violencia psicológica. Por ejemplo, utilizar pronombres incorrectos o negarse a reconocer su nombre elegido puede generar angustia, ansiedad y sentimientos de deshumanización.

Las estudiantes de Sociología agregan: La discriminación y la violencia también se perpetúan a través de instituciones y sistemas que no reconocen adecuadamente la identidad de género de las personas transgénero, lo que les impide acceder a servicios de salud y justicia de manera equitativa. La violencia institucional contra las mujeres transgénero se manifiesta a través de diferentes prácticas discriminadoras y abusivas en las instituciones públicas y privadas. Estas prácticas están vinculadas a la falta de reconocimiento y respeto a la identidad de género de estas mujeres, y requieren de estrategias coordinadas de apoyo y defensa de sus derechos. Por ejemplo: el acceso restringido a servicios de salud: Debido a la discriminación y prejuicios, las mujeres transgénero tienen dificultades para acceder a servicios de salud adecuados, desde atención médica básica hasta tratamientos hormonales y terapias de reafirmación de género. Por lo tanto, pueden sufrir problemas de salud graves y crónicos debido a la falta de atención médica y a la negligencia institucional. Acoso policial y de la justicia: Las mujeres transgénero pueden ser objetivo de prácticas policiales discriminatorias y abusivas, como controles de identidad sin justificación, o detenciones arbitrarias.

ADEMÁS, PUEDEN ser objeto de maltratos físicos y psicológicos en centros de detención e incluso en juicios, lo que implica una falta de respeto a sus derechos humanos y a su dignidad. Discriminación laboral: Las mujeres transgénero enfrentan una fuerte discriminación en el mercado laboral. Pueden ser despedidas o no contratadas simplemente por su identidad de género, lo que las deja sin opciones de empleo y sin ingresos económicos para sostenerse. Restricciones en la identificación oficial: Las mujeres transgénero pueden encontrar obstáculos para obtener documentación oficial que refleje su identidad de género, lo que causa dificultades de acceso a servicios y derechos, como el derecho a votar y el acceso a programas de asistencia social. Es sin duda triste siendo que en Tamaulipas, según la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG) publicada por el Inegi en 2022, revela que poco más de 87 mil habitantes (87 mil 614) se identifican dentro de la misma, esto por ende representa que el 3 por ciento de la población del estado tiene diversas preferencias sexuales a la heterosexualidad. Para nosotros poder entender un poco más al respecto de la percepción que se tiene de la violencia sufrida decidimos enfocarnos en investigar a través de entrevistas semiestructuradas a dos mujeres transgénero sus vivencias al ser residentes de Tamaulipas y su capital.

Destaca un colectivo en particular en pro de la lucha por la igualdad y la conciencia de los derechos de la comunidad trans. Colectivo Victoria + Diversa es una asociación civil marcada por su constante apoyo cultural y exhorto a la no discriminación y la violencia hacia la población transgénero y cómo son sombras que persisten, desafiando los principios de una sociedad justa y equitativa. Dentro los testimonios que nos permitieron analizar lo anterior es el de la entrevistada numero 1: “Fíjate que es bien feo sentir que tienes que esconder tu esencia solo para que te tomen en cuenta en un trabajo, creer que por fin un día vas a poder ser tu ante cualquier institución y te topes con esas personas que abusan de su poder y posición para minimizarte y peor aún que te hagan dudar de ti y tus capacidades solo por cómo te ves o por que no suenas como mujer”. Explorar cómo las experiencias de violencia han afectado la salud mental y emocional de las mujeres trans proporciona información crucial sobre las repercusiones a largo plazo y las necesidades de apoyo. Es sorprendente como el estigma que se tiene al respecto del tratamiento terapéutico nunca tambaleó la intención de superación personal que mantiene esta parte de la comunidad LGBTQ+.

“Me costó muchos años de terapia, a escondidas de mis padres, no tener miedo a ser yo misma en la escuela o en mi propia casa, está bien feo recibir golpes, amenazas, y palabras de odio de personas que viven bajo tu mismo techo y que amas…”. -Entrevistada número 2. Analizar las fuentes y formas de apoyo que han experimentado las entrevistadas revela tanto las carencias en los sistemas de apoyo como las iniciativas que han tenido un impacto positivo puesto que el recibimiento primordial de estos apoyos es similar a la mayoría de los casos que se presentan en el país fue por una red de apoyo externa a su familia o creencia religiosa, en estos dos casos específicos de entrevista, gran parte de su apoyo fue por grupos activistas, colectivos, asociaciones civiles y sus amigos cercanos. En palabras de las mismas entrevistadas “Seguimos viviendo en un ranchito con ideas tradicionales donde lo normal es ser conservador, religioso y de mente cerrada, y que si no te burlas de lo ajeno ¿entonces de qué forma te diviertes?”.

AL EXAMINAR LAS experiencias de nuestras entrevistadas en relación con aspectos legales y derechos humanos nos proporcionó información sobre las barreras y desafíos en el acceso a la justicia. Desde la mala catalogación de sus casos de violencia y experiencias vividas hasta la impunidad prevaleciente de los mismos, ambas coincidieron en que si hay una gran dificultad y oposición a que los miembros de la comunidad trans tengan un uso satisfactorio de los mismos, comentan que “se siente como si no quisieran que la ley aplicara para todes, como si no fuéramos suficientes seres humanos para que tengamos derechos civiles”  Analizar las formas en que contribuyen a sus comunidades y participan en el activismo nos abrió a la posibilidad de entender la gran dimensión de su resistencia y empoderamiento que surge a raíz de las experiencias de violencia. La integración a marchas y eventos es uno de tantos labores que realizan, el verdadero compromiso con la causa logra verse indudablemente en el trabajo que existe detrás muestra que su gran capacidad como seres humanos resilientes.

A modo de conclusión nos parece pertinente hacer mención de lo importante que es valorar el impulso tan grande que tuvo nuestra carrera al poder brindarnos un punto de vista más empático de poder tratar estos temas y sensibilizar esta situación que pasaron durante muchos años y que lamentablemente siguen persistiendo ya que existe un tabú aún en la actualidad sobre estos temas. Por medio de materias como Sociología de género, nos dieron la posibilidad de tener una apertura más amplia con respecto a el fenómeno de violencia latente que padecen las mujeres transgénero, primordialmente en el cómo investigarlos, cómo abordarlos, estudiarlos, y analizarlos, lo que se puede interpretar de toda la investigación y trabajo de campo es que justamente, nuestro país, incluso nuestro propio estado es hasta la fecha un lugar donde cada habitante corre riesgo de ser violentado de formas distintas y más curioso aún como aquellas que mantienen una característica, rasgos o aspecto femenino son un común denominador de ser presa brutal del mismo problema de violencia.

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