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Columna 33

Por redaccion Mar22,2021

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  • Caso Arriola Molina
  • ¿Alianza Federalista?

Por Carlos Lucio Acosta

                   VERACRUZ .(México).- La historia del hombre siempre ha estado preñada de enseñanzas.

                   El caso del senador Rafael Arriola Molina es uno de los más representativos.

                   En las elecciones del cinco de julio de 1970, ganaron con buen puntaje las candidaturas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la presidencia de la república, Luis Echeverría Álvarez y al senador por el estado de Veracruz, Rafael Arriola Molina.

                   El entonces legislador electo declaró al periodista José Luis Hernández Sosa, corresponsal de los diarios Excelsior, El Dictamen  y de la agencia de noticias estadounidense Associated Press (AP, por sus siglas en inglés), que una de sus primeras acciones en la tribuna del senado de la república, sería pedir al nuevo mandatario mejores condiciones económicas para el estado, porque “…mientras Veracruz aporta al gobierno federal pesos, la secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), devuelve centavos”.

                   En el mismo texto  se apuntaba que si bien era cierto  que Echeverría Álvarez ganó más votos a su favor en Veracruz, también era verdad absoluta que como senador  superaba en sufragios al primer mandatario.

                   El contenido de la entrevista molestó  años más tarde al frustrado aspirante a la secretaría general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), al grado de que el senador jamás tomaría la protesta de ley en la Cámara Alta del Congreso de la Unión.

                   Arriola Molina no era improvisado. Orador del general Lázaro Cárdenas del Río, ante la candidatura a la presidencia de la república, presidente municipal de Cosamaloapan, tres veces diputado federal, ganadero, el segundo abastecedor de caña de azúcar del ingenio San Cristóbal, S.A., profesor normalista, articulista en diversos medios de comunicación, escritor y político                 

                   Habló en voz alta cuando el dueño del país era el entonces todopoderoso Partido Revolucionario Institucional (PRI) y la oposición estaba conformada por los debilitados partidos Popular Socialista (PPS), el Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM),  Acción Nacional (PAN) y el simbólico Comunista Mexicano (PCM).

                   Pocos salieron en su defensa, lo dejaron morir solo. La democracia y justicia social se perdió en el más cómplice de los silencios. Solo su amigo, el gobernador Rafael Murillo Vidal, lo mantuvo firme hasta el final de su sexenio.

                   A una distancia de cincuenta años, resurge el mismo requerimiento, pero no de un lobo solitario, sino de diez bisontes de los estados de Jalisco, Coahuila, Michoacán, Guanajuato, Chihuahua, Nuevo León, Aguascalientes, Durango, Colima y Tamaulipas.

                   Los integrantes de la Alianza Federalista (AF), descubrieron que en los recientes dos años, el gobierno federal otorga más recursos financieros a estados y municipios alineados a Morena, que a los denominados de oposición.

                   Si el gobierno del centro no atiende las demandas de la periferia, se corre el riesgo de romper con el pacto federal.

                   El fondo es mucho más económico que de carácter político.

                   La moneda gira en el aire.

Sólo para tus ojos . . .

                   ¿Sabía que AMLO, utiliza más de 88 variedades de insultos al referirse a medios de comunicación y periodistas?

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