Por: José Efraín Caballero Sevilla
Una vez más, México se coloca en el escaparate mundial, por los lamentables hechos de violencia policial ocurridos en Quintana Roo. Una manifestación que exigía al gobierno actuar ante los feminicidios en el Estado, obtuvo una respuesta violenta de las autoridades, que a punta de balazos encontró la “solución” a las demandas.
Colectivos ciudadanos se manifestaban en el palacio municipal de Cancún por el reciente feminicidio de la joven Bianca Alexis, y pedían la destitución del Secretario estatal de seguridad Publica Alberto cappella y del Fiscal General Óscar Montes de Oca.
Resultaron lesionados diversos ciudadanos, entre ellos 4 periodistas heridos de bala y por golpes, mientras realizaban su labor informativa. Mientras tanto el Gobernador Carlos Joaquín González mencionó que esclarecería los hechos, y la alcaldesa Mara Lezama negó tener autoridad sobre la policía municipal, que está bajo el mando único del Gobierno de Quintana Roo, tratando de deslindarse ambos de responsabilidades.
Por estos acontecimientos, estas autoridades ya han recibido un reclamo enérgico de parte de la ONU, condenando que los policías, hayan realizado disparos durante las protestas en Cancún.
Estas mismas autoridades están en entredicho ante la opinión pública, por la disparidad en el número de víctimas que han admitido. En el anterior año del 2019 oficialmente reconocieron que ocurrieron 16, mientras que activistas manifiestan que solo en Cancún en el mismo año ocurrieron 47 feminicidios.
Esta problematica no es exclusiva de la entidad sureña, ya que en nuestro país las exigencias de soluciones a las autoridades, se han intensificado de parte de colectivos de víctimas y feministas en los últimos meses.
Entre algunas de sus acciones, basta mencionar que contingentes de mujeres tomaron recientemente las instalaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) como medida de protesta.
Se dice que a cada acción existe una reacción, y la exigencia de la sociedad en general no es para menos, si consideramos que las cifras indican que han sido 1,932 mujeres asesinadas en México, solo en los primeros seis meses del presente año.
Esta cifra es el doble con respecto al año 2015, y son 100 más que las que ocurrieron en el semestre del año anterior; otro dato que informa la Secretaría de Gobernación, señala que las llamadas de auxilio de mujeres a los números de emergencia casi se duplicaron en este 2020.
Los feminicidios parecen no tener freno, al igual que la mala actuación de algunos cuerpos policiacos, porque siguiendo la línea de tiempo en este mismo año, cabe recordar una amplia manifestación de cerca de mil mujeres, que protestaron para exigir justicia ante las denuncias de una agresión sexual hacia una menor de edad, de parte de oficiales de la policía de la CDMX, noticia que fue ampliamente difundida en los medios.
Está más que documentada, la falta de preparación de diversas policías en el país, para otorgar verdadera seguridad a la población, ya que la misma policía, sin ser una generalidad y si una excepción, se convierten algunos de ellos en un peligro para los ciudadanos, como ha quedado constatado en estos casos señalados, lo que requeriría una depuración de las mismas.
Se hace necesario identificar las conductas que pueden ser indicios de posibles agresiones hacia las mujeres, y que bajo ninguna razón pueden solaparse, de cualquier miembro de la sociedad.
Entre ellas está el hostigamiento y el acoso sexual, además de la discriminación, el maltrato físico y acoso laboral en las mujeres, que debe de ser sancionado puntualmente, y acabar con la impunidad, para tratar de evitar que sigan sucediendo estos lamentables hechos.
Querido lector, tenga un excelente día nos leemos la próxima.
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