Por: Zaira Rosas
Prosperidad, acabar con la corrupción, igualdad, justicia, brindar a cada uno lo que corresponde, garantizar empleos, podríamos hacer una lista de discursos y promesas que comenzarán a repetirse entre los distintos representantes de los partidos políticos. La fórmula es ya conocida, sin embargo, sigue siendo infalible en múltiples sectores, consiste en señalar los errores del presente para poder contender como un personaje mesiánico, capaz de reparar el daño y garantizar a los votantes un futuro próspero.
Los partidos que abanderan a los candidatos son de múltiples colores y valores representativos, aunque detrás de ellos apliquen los mismos principios: buscar al rostro u orador perfecto para contender por un puesto que permitirá el acceso a fondos que mantengan al partido. Todos competirán por diversas posiciones buscando conservar el control de las decisiones públicas. ¿Cuál es el principal objetivo? Poder y dinero, en pocas ocasiones figura de manera real el interés social.
Ocasionalmente se presentan entre los protagonistas electorales, figuras independientes que tienen un verdadero interés en el entorno y la toma adecuada de decisiones para la mejora en conjunto, también están las figuras carentes de experiencia política, pero con la debida preparación profesional o el carisma que les permite posicionarse como líderes esperanzadores para la sociedad. Rara vez estas figuras cumplen con lo prometido.
La política en México tiene un común denominador, los candidatos se enfocan en el sector más desfavorecido durante la temporada electoral, una vez pasada la contienda este sector rara vez logra prosperar. Siguen siendo los más olvidados. En México las propuestas suelen ser las mismas desde hace décadas, las seguimos creyendo pese a la falta de cambios. El problema quizás está en el sistema, en la comodidad de los gobernados, la falta de educación, los medios de comunicación y ahora en las redes sociales.
Las redes sociales jugarán un papel clave en la próxima contienda electoral, pues el posicionamiento que antes otorgaba el tiempo de exposición en la televisión ahora se ha trasladado al mundo digital, a través de estas plataformas en las que aún no existe debida regulación veremos a nuestros pre candidatos contender por nuestra atención, las promesas sonarán similares, todos tendrán un mismo objetivo, pero el verdadero cambio dependerá de los votantes.
Lo que ocurre en países vecinos, especialmente cuando nuestro vecino es una de las principales potencias, repercute en nuestra nación. En este año aprendimos de un país dividido que en medio de la crisis eligió un representante que pensara en todos, que se mostrara más empático ante las circunstancias actuales. Ahora en México comenzará un fuerte periodo electoral que determinará el futuro de los partidos políticos, pero también de la nación. Sin importar los colores o las promesas es indispensable prestar atención a los personajes, ¿cuáles son sus motivaciones personales y antecedentes? ¿qué han hecho por su entorno? ¿quiénes son sus allegados? ¿cómo se han vinculado con la sociedad fuera de los cuadros de campaña?
Comencemos a pensar en representantes preocupados por el ambiente, que colaboren socialmente con propuestas aterrizadas, que busquen a los votantes para conocer sus necesidades y no sólo para entregarles promocionales, que entiendan la diversidad de las personas, para poder brindar múltiples alternativas. México necesita figuras políticas con preparación, pero también con empatía. Sin duda gobernar nunca será tarea fácil, pero sí es sencillo pensar en un gobierno que busque ser inclusivo, que genere propuestas de crecimiento y sobre todo en donde mujeres y hombres encuentren espacios para una participación más equitativa. Prestemos atención para tomar decisiones certeras, pasemos de las promesas a la resolución.